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La visión del despliegue masivo de vehículos autónomos data de los años 50 del siglo pasado. Sin embargo, los avances en las tecnologías de percepción y la potencia de cálculo de los sistemas empotrados, junto con el avance imparable de Internet de las Cosas, están llevando esta visión a lugares entonces inimaginables. Los vehículos autónomos tienen el potencial de ser una de las tecnologías disruptivas más importante de nuestro tiempo, tanto para nuestra sociedad -mejorando la calidad de vida, la salud, y el medio ambiente- como para la industria, con la creación de nuevos productos y servicios. Estos vehículos transformarán la topología de las áreas urbanas y rurales, al tiempo que proporcionarán un mejor servicio a la sociedad.

Los vehículos automatizados actuales funcionan razonablemente bien en los entornos para que los que son diseñados. Sin embargo, sus sistemas de decisión requieren la intervención humana cuando se enfrentan a situaciones nuevas e imprevistas. En efecto, la toma de decisiones bajo importantes fuentes de incertidumbre es un problema difícil de resolver cuando se navega en condiciones de tráfico reales. Aunque se han logrado muchos progresos en los dominios de percepción y localización, las representaciones digitales del mundo son todavía incompletas e imprecisas, y las estimaciones de localización pueden sufrir saltos no deseados. Por lo tanto, la comprensión de la relación espacio-temporal entre el vehículo sujeto y las entidades pertinentes del entorno navegable -red de carreteras- puede ser completamente errática, y en consecuencia, la toma de decisiones puede acarrear consecuencias indeseadas.

Para paliar estas carencias, un cambio disruptivo tiene que aparecer basado en 2 características:

• Flexibilidad y elasticidad de objetivos a través de un razonamiento, una planificación y una toma de decisiones basados en restricciones sobre la base del contexto situacional.
• Capacidad para interactuar con los seres humanos y otros sistemas cognitivos artificiales para resolver conjuntamente una tarea compleja, gestionando para ello las incertidumbres impredecibles en las tareas de conducción cooperativa.

Es por tanto necesario un verdadero avance tecnológico para cambiar la percepción del conductor actual sobre vehículo (semi)-autónomo y que perciba así el coche del futuro tan predecible, fiable y cómodo como su propio vehículo privado. La charla presentará los últimos avances en el ámbito de la conducción autónoma, y los desafíos a los que la industria se enfrenta para convertirla en una realidad de masas.